lunes, 19 de julio de 2010

Pues nada





Walter Paz Quispe Santos

Es la respuesta de la población si evalúa la gestión y logros obtenidos por los consejeros regionales y congresistas de la república: no hicieron nada. Y nada, consultado en un simple diccionario escolar de la Real Academia de la Lengua española quiere decir en su primera acepción: ninguna cosa, inexistencia total de algo.

Las consecuencias de una mala elección se notan ahora. La efervescencia de optar por un candidato se aprecia por sus hechos una vez electos. Y hoy es oportuno hacer un balance de los logros obtenidos por los consejeros regionales y congresistas de la república, sobre lo que consiguieron y lo que no pudieron lograr.

Empecemos por los consejeros regionales. Ser consejero regional en Puno, es una especie de acertijo, un cargo conseguido por inercia, por una elección de suerte. Una forma de movilidad social para conseguir estatus y usar tarjetitas para influir, hacer lobby en beneficio personal, colocar a terceros en puestos de la administración pública. Ser amante del escándalo y la miseria intelectual. Los proyectos estratégicos de la región Puno y las provincias a las que representan no están en su agenda. Pero sí, cuidar sus bolsillos -o sino como explicamos la adulteración de boletas de consumo- y la panacea de la corrupción.

Y proceder como consejero regional en Puno, significa actuar como el cangrejo: no hacer nada ni dejar hacer a los demás. No avanzar hacia delante al contrario recular o retroceder. Se trata de una rara tipología política provinciana entremezclada no en la ideología ni sus convicciones, sino en el interés personal. Así tenemos juntos ha apristas con nacionalistas, el PDR con el oficialismo patriotero del Presidente Regional. Es decir, nadie sabe quién es en términos políticos. Así concluyó el tristemente celebre Abdias Zelio Ponce y así empieza Angel Zapana, con las mismas posturas, con la misma lentitud frente a la corrupción y el desarrollo de Puno.

¿Y los congresistas? Es otro lugar común de nuestra institución republicana llamado Puno y Perú. Tener influencias en los movimientos, agrupaciones o partidos políticos y juntar dinero para hacerse de una curul. Conseguirlo es como obtener la lotería. No importan los programas políticos, las propuestas de desarrollo regional. Ser congresista en este país significa vivir en Lima y olvidarse de los problemas regionales. “centralizarse” y viajar a sus lugares de origen en ocasiones como los aniversarios o hacer de dama de compañía de algún Ministro de Estado que ocasionalmente visita la periferia regional. Hace algunos años había una excepción que confirmaba la regla, pero hoy no. Todos presentan los mismos rasgos, las mismas costumbres y el mismo manierismo y voyeurismo político de aparentar que se gobierna para la región cuando en realidad se es víctima del marasmo provinciano subordinado al centralismo limeño.

Los consejeros regionales y los congresistas de la república no son parte de la solución de los problemas de Puno, al contrario son parte del problema. Son la misma cosa, dicen muchos sectores de la ciudadanía regional. Y el mejor ejemplo de nuestra falta de análisis y criticidad al momento de elegirlos y producto de la ofuscación publicitaria de los medios de comunicación en las campañas electorales.

Hace muchos años Jean Meynaud y Alain Lancelot habían señalado estos males en un célebre libro “Las actitudes políticas” y hace poco George Lakoff (2008) en su libro “No pienses en un elefante” nos explica estas miserias humanas de seres involucrados en la política cual “cangrejos” son culpables del atraso de los pueblos porque no permiten su desarrollo. Ojala en las próximas elecciones no cometamos el mismo error de siempre de elegir cangrejos como políticos.

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