lunes, 19 de julio de 2010

Nacionalidades sin patria





Walter Paz Quispe Santos

¿Qué es la patria para las nacionalidades aimaras, quechuas y amazónicas del Perú? Sin duda, es la postergación y la exclusión, el abandono y la incomprensión. También es el despojo ecológico y desprecio cultural. Es representarse en una ciudadanía de segunda clase, en la periferia de los actos políticos, en los niveles bajos de calidad de vida. La patria para los aimaras, quechuas y amazónicos es un significado negado, castrado del discurso y las políticas oficiales del Estado.

Es que patria no puede ser sólo colocarse una escarapela en el pecho, y ornar las viviendas con la bandera peruana. Patria en un país multiétnico, multicultural y por lo tanto plurinacional, no puede ser la repetición de dolorosas experiencias coloniales de explotación y sumisión, de vejámenes racistas, de complejos de superioridad contra las nacionalidades andinas a las que cierta “inteligencia criolla” le llama “los vencidos”.

Los aimaras, quechuas y amazónicos han sido y siguen siendo motivo de “curiosidad” académica. Hoy en día cada especialista universitario tiene su paquete de “indios” o “indígenas” interpretados. Así el ayllu, la comunidad campesina, pasó a ser categorizado como parte del exotismo, la banalidad y la indiferencia. El resultado es que para estas nacionalidades la Patria es un rótulo más para los desfiles a los que se les convocan, un eslogan más para mostrar la libreta electoral, un cliché más ver jugar a la selección peruana en un partido de futbol, que en realidad es la selección de Lima.

La iglesia, la escuela y los medios de comunicación se han encargado de legitimar la exclusión, la sumisión cultural y la humillación emocional contra estas nacionalidades minorizadas. La iglesia con su ideología de la evangelización desconoce los valores culturales andinos ni la religiosidad aimara, quechua y amazónica; los cataloga como herejías, los condena al infierno y mediante el bautismo persigue convertirlos en cristianos creyentes. Ojala hubiera, y sería lo más cristiano, que algún cura o pastor de iglesia practique la interculturalidad en la teología. El respeto al otro aun no existe en la religión. ¿Dios se olvidó de la interculturalidad como uno de los mandamientos en la biblia, así como de la ecología?

La escuela a través de muchos de sus modelos pedagógicos que emplea sigue manteniendo la ideología de la imperfección aristotélica y considera a los niños y adolescentes aimaras, quechuas y amazónicos como ineficientes, incapaces e incompetentes y busca convertirlos en eficientes, capaces y competentes. Por eso predica un curriculo por competencias y capacidades en nombre de la perfección. Lo deleznable es que lo imperfecto para esta gente son las culturas y lenguas de nuestras nacionalidades y lo perfecto lo constituyen todas las costumbres y valores occidentales. Así piensa el Ministerio de Educación por eso sigue manteniendo un programa agotado de educación rural (EIB) que en treinta años no ha logrado recuperar y posicionar a las culturas aimara, quechua y amazónica.

Para los medios de comunicación, los aimaras, quechuas y amazónicos son objeto de burla. Más caricatura y desprecio hace que programas televisivos como “la paisana Jacinta” o “la chola Chabuca” sean modelos seguidos en las representaciones sociales por la sociedad. Subestimar a las nacionalidades, maltratarlos emocionalmente parece ser la consigna de los medios. Es común escuchar que los que no imitan modelos occidentales son tradicionales y los que lo hacen han ingresado a la modernidad. Este fenómeno ha permitido que muchos andinos vivan el estigma cultural, asocien la cultura y su lengua con la pobreza.

¿Qué es la patria para un aimara, quechua y amazónico? Mirar desde lejos como las transnacionales saquean sus riquezas naturales y cómo su situación de extrema pobreza continúa con un Estado que los ignora y desconoce sus potencialidades y capacidades humanas.

Que duda cabe. Son nacionalidades sin Patria. Por eso alguna vez un hermano aimara me dijo: yo prefiero ser aimara antes que peruano. Porque el Perú como una nación solo tiene mas de ciento ochenta años, pero como aimara, tengo más de mil años. Y me dijo algo al que hay que prestarle mucha atención si se quiere entender la complejidad del país. “Los aimaras somos una nación sin patria y esa patria hay que conquistarlo”.

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